La experimentación con fotomontajes nos sirvió para comenzar un estudio arquitectónico de la maqueta, es decir, una búsqueda de las posibilidades constructivas que nos ofrece. Tras este primer acercamiento, debíamos comenzar a explorar más en profundidad el potencial de nuestro trabajo en cartulina, para plasmarlo en papel. Para ello, comenzamos con unos bocetos en papel de croquis y algunas mediciones que representaban nuestras primeras intuiciones.